El hórreo (hórrio, horro o horru) es junto a la casona el elemento más singular de la arquitectura asturiana. Son construcciones muy características del paisaje asturiano y su uso está documentado en España desde la Alta Media, aunque es posible que ya se utilizaran antes, porque la palabra hórreo viene del latín horreum, que significa granero.
En esencia, un hórreo es eso: un granero. Pero uno muy especial, porque está montado sobre patas, que en Asturias se llaman pegoyos. Esas patas aíslan al hórreo del suelo para evitar que los ratones y otros animales trepen y se coman las cosechas que se guardan dentro.
El hórreo asturiano es muy fácil de reconocer, porque es muy voluminoso. A diferencia del hórreo gallego, que es poco más que un baúl elevado, el hórreo de Asturias tiene un porte bastante grande. El hórreo tradicional tiene una cámara de planta cuadrada, hecha en madera de roble o castaño, rematada por un tejado a cuatro aguas, que puede ser de tejas (zona centro y oriental), de pizarra (zona occidental) o incluso de paja u otro material vegetal, como sucede con algunos hórreos de la zona de Somiedo. En la zona de los Beyos se desarrollaron los llamados hórreos beyuscos, bastante más pequeños y con tejado de teja a dos aguas.
A medida que la agricultura asturiana mejoraba, especialmente con la llegada de la patata y el maíz de América, el hórreo empezó a quedarse pequeño y evolucionó. Desde el siglo XVI, son frecuentes en Asturias las paneras, hórreos de planta rectangular, con mucha más capacidad y montados sobre seis o más pegoyos.
Una particularidad del hórreo y la panera asturianos es que en muchos casos van montados sobre otra construcción, quizá un establo o un almacén de aperos. Al espacio libre entre esa construcción y el hórreo se le denomina frecuentemente camaranchón.
Casonas y hórreos, siempre juntos
Los hórreos acabaron por ser muy populares y prácticamente cualquier casa de labranza asturiana tenía el suyo. Sin embargo, al principio solo se los podían permitir las familias más pudientes. Por este motivo, el hórreo y la casona asturiana siempre han estado unidos.
En los palacios rurales, en las casonas tradicionales, el hórreo era un aditamento imprescindible para custodiar las cosechas. No tanto en las casonas de indianos, más recientes y levantadas por personas que ya no se dedicaban a la agricultura.
Muchas de esas viejas casas nobles del campo astur han acabado siendo parte de nuestra red de Casonas Asturianas. Y, claro, con ellas han llegado hasta nosotros sus maravillosos hórreos. Hoy es posible recorrer Asturias conociendo sus hórreos gracias a la red de Casonas Asturianas. Estos son nuestros hórreos:
Hórreos de la zona Oriental
En la zona Oriental de Asturias, los hórreos y las paneras son muy frecuentes y siempre se cubren con teja romana. En los hoteles de Casonas Asturianas del Oriente de Asturias encontramos tres ejemplos bien conservados:
Molino de Tres Grandas
El más oriental de nuestros hórreos lo encontramos en el hotel rural Molino de Tresgrandas, cerca de Llanes.
En sus inmediaciones encontramos un pequeño hórreo de construcción reciente. De planta cuadrada y cuatro pegoyos, destaca por su elegante corredor y por una espectacular escalera de piedra y madera que le da acceso. Aunque parece haber tenido un origen más ornamental que funcional, es un hórreo bellísimo que forma parte de una zona de recreo.
Hotel La Arquera.
También cerca de Llanes está el Hotel La Arquera. Anejo a este espectacular ejemplo de casona asturiana del Oriente de la comunidad encontramos un elegante hórreo con más de 200 años de existencia. El estado de conservación es magnífico y hoy en día, relevado de sus antiguas tareas de almacén, el hórreo conforma un acogedor rincón del jardín, rodeado de flores y decorado con las clásicas ristras de maíz secando al viento.
La casona en la que se enclava el Hotel la Arquera es una antigua casa de labor que, con el tiempo, evolucionó hasta convertirse en una casona de estilo indiano, muy frecuente en esta parte de Asturias. Con una magnífica restauración, conserva muchos de sus elementos originales.
Hotel Sucuevas
El Hotel Sucuevas, que está en la localidad de Mestas de Con, muy cerca de Cangas de Onís, luce un original hórreo en gran estado de conservación. Tiene una elegante escalera de piedra para acceder a su puerta y no tiene corredor. Bajo el hórreo, se guardan leña, aperos y útiles de jardinería.
Es un buen ejemplo de hórreo anejo a una casona asturiana muy clásica, construida en el siglo XIX y dotada también de otros dos elementos arquitectónicos muy singulares: capilla y molino.
La Corte de Lugás
La Corte de Lugás, que está en Lugás, cerca de Villaviciosa, también tiene su hórreo. En este caso, estamos ante otro hórreo muy tradicional, sin corredor y con escalera de piedra. El estado de conservación es excelente y constituye todo un símbolo para este hotel.
En este caso, la casona sobre la que se ha construido la Corte de Lugás se remonta al siglo XVIII, con lo que el conjunto de casa y hórreo nos habla de cómo ha sido la estructura económica del campo asturiano en los últimos siglos.
Hotel La Figar
En plena Comarca de la Sidra, también cerca de Villaviciosa, está el Hotel La Figar, que también muestra un bellísimo hórreo. Este ejemplar tiene una estructura muy original, puesto que cuenta con corredor y balaustrada. Para subir al corredor se construyó una escalera de piedra que hoy luce llena de flores.
Muy bien restaurado, el hórreo de La Figar acompaña a una casa de labranza típica de Asturias, de arquitectura mariñana. Este estilo constructivo, típico de la zona costera asturiana, empezó a formarse hacia el siglo XVI y todavía se empleaba en el XX.
Hórreos de la zona Centro
Nuestra red también cuenta con un nutrido grupo de hoteles en la zona centro de Asturias, y varios de ellos tienen su hórreo.
Casa de La Veiga.
En la zona centro encontramos un hórreo muy particular. Está en la Casa de la Veiga, en Sama de Grado, y se libró del abandono y el olvido gracias a que los propietarios de la Casa de la Veiga quisieron rehabilitarlo.
El hórreo, que se construyó hacia el siglo XVI, se encontraba casi derruido y fue trasladado y reconstruido en la fina que ocupa la Casa de la Veiga. Después, se diseñó una original y acogedora zona de relax que ocupa el espacio que hay debajo del hórreo, entre sus enormes pegoyos.
Ahora, el hórreo brilla con luz propia junto a la propia casona, un espectacular edificio que data también del siglo XVI. Todavía conserva su llamativo arco de entrada, su magnífica galería, un antiguo lavadero y buena parte de la cantería original.
La Quintana de Valdés
Situada muy cerca de Pola de Siero, la Quintana de Valdés conserva en su jardín una panera muy guapa. Montada sobre seis pegoyos, destaca por sus dos puertas muy ornamentadas, que indican que quizá en el pasado estuvo dividida en dos partes. No tiene corredor, apenas un alfeizar , y su tejado a cuatro aguas está rematado por dos pequeños pináculos.
En este caso, nos encontramos ante una casona que fue en su día convento de monjas. Se instalaron allí en el siglo XVII y la estructura original de esa casa de oración permanece hoy en este delicioso hotel rural. La panera da buena cuenta de la vinculación que siempre ha habido entre la casona y los campos de labor que la rodean. De hecho, la finca de 6.000 metros cuadrados en la que está La Casona de Valdés sigue en producción: cultivos y ganado en régimen ecológico. Para que no falte de nada, otro elemento arquitectónico tradicional: un pequeño lagar de sidra.
Hórreos de la zona Occidental
Camino de Galicia, los hórreos se vuelven un elemento dominante del paisaje de las aldeas y brañas. Varios de los hoteles de Casonas Asturianas en el Occidente de Asturias cuentan con uno.
Torre de Villademoros
Al Occidente de Asturias son muy frecuentes las paneras, esos hórreos más grandes y rectangulares. En el hotel Torre de Villademoros conservan una panera espectacular, montada sobre un antiguo edificio de labor y rematada por una cubierta de tejas rojas, infrecuentes en la zona. La panera destaca por su gran altura y por su corredor protegido en tres de sus caras por una balaustrada de tablas sin huecos entre ellas, mientras que el cuarto lado tiene balaustrada con barrotes de madera.
Pero si por algo destaca esta panera es porque dialoga de tú a tú con la imponente Torre de Villademoros, un torreón de origen medieval que, con su planta cuadrada, sus más de 13 metros de altura, sus aspilleras y los restos de sus almenas, nos remite directamente a los tiempos de la Reconquista. Se cree que fue levantado en los siglos X u XI y perteneció a la familia de los Peláez de Villademoros.
Por si fuera poco, el hotel Torre de Villademoros ocupa lo que un día fue una casa solariega edificada en el siglo XVIII y que siempre se denominó Palacio de Villademoros. De sus orígenes nobles dan buena cuenta los escudos que decoran sus muros. En resumen, uno de los conjuntos arquitectónicos más impactantes de todo el Occidente de Asturias.
Casa de Castro
Viajando más hacia el occidente, la arquitectura cambia y los tejados de pizarra cobran protagonismo. Es lo que vamos a encontrar en la gran panera que adorna el jardín de la Casa de Castro, cerca de Coaña.
Bajo el tejado de negra pizarra local, la panera muestra un exterior muy austero, sin corredor ni balaustrada, y está montada sobre un edificio de aperos o un antiguo establo.
Esta panera es testigo de la importancia que tuvo la familia Castro, que construyó la casona a finales del XIX y supo dotarla de elementos muy a la moda, como los elegantes toques modernistas que la adornan.
Casa Peleyón
En la zona de Castropol, ya casi a la vista del límite con Galicia, encontramos el Hotel Casa Peleyón y su hórreo de claras influencias gallegas. En realidad, se trata de lo que se denomina un cabazón, una evolución en tamaño del hórreo gallego que se limita casi al entorno del río Eo. En esencia, es un hórreo gallego, pero más voluminoso. Y en el caso del que podemos ver en Casa Peleyón, va montado sobre lo que debió ser un establo o una casa de aperos, lo que hace que pase un tanto inadvertido.
En Casa Peleyón, además, han pintado todo el conjunto de blanco, dándole un elegante toque minimal y contribuyendo a que el hórreo se mimetice más con los edificios que lo rodean. Aun así, destaca por su gran porte y por sus inequívoca raíz de hórreo gallego.
El original hórreo de Casa Peleyón comparte espacio con el resto del conjunto arquitectónico del hotel, que ocupa lo que un día fue una notable casa de labor del occidente asturiano, rodeada de su pajar, sus establos, huertos, frutales… Un viaje a otro tiempo y a otra forma de entender la vida.
Hotel La Rectoral
El más occidental de los hórreos de nuestra red de Casonas es el del Hotel La Rectoral, en el concejo de Taramundi. Aquí, donde los hórreos gallegos ya se dejan ver, La Rectoral conserva un espectacular ejemplo de hórreo asturiano que destaca por su antigüedad y por su cubierta de grandes losas de pizarra rematada por bloques de piedra cuadrangulares.
No es un hórreo muy grande, pero seguramente es uno de los más antiguos de cuantos hemos recogido en este artículo. Hay que tener en cuenta que La Rectoral ocupa un antiguo edificio eclesiástico que se construyó en el siglo XVIII con los elementos típicos de la zona: pizarra y madera. El conjunto, como toda la zona de Taramundi, es un portento de armonía entre construcciones humanas y naturaleza desbordante.