Una tierra como Asturias, de larga historia y enraizadas tradiciones, boscosa, montañosa y a menudo brumosa, por fuerza debe estar relacionada con lo misterioso. Si te atraen esos lugares que ponen la piel de gallina, sigue leyendo: en este post repasamos los enclaves con más magia y misterio de Asturias. ¡Un viaje para corazones fuertes!
Si te gustan las emociones fuertes y disfrutas con las historias de miedo, Asturias es el lugar que estás buscando. Los amantes de las rutas del misterio encontrarán en el Paraíso Natural un territorio lleno de lugares cargados de leyenda y hechos inquietantes, sin explicación aparente. La magia y el misterio en Asturias no se esconden: están a la vista de todos, donde menos te lo esperas, en un recodo del bosque, en una playa, en los restos de un edificio que pregona su noble antigüedad…
No es raro. Estamos en una tierra cargada de historia. Nuestros antepasados, los astures, de influencia cultural celta, llenaron este pequeño territorio de leyendas, mitos y tradiciones orales que han traído hasta nosotros la magia de la naturaleza y el asombro ante lo inexplicable. Así, xanas, trasgos, cuélebres, diaños y otros seres mitológicos pueblan nuestros bosques, fuentes, manantiales… Incluso los rincones de las casas. Pero también hay lugares que encierran misterios más impresionantes y más difíciles de comprender. Algunos configuran una auténtica ruta de la magia y el misterio en Asturias que seleccionamos para ti.
Villa Excelsior, magia y misterio en Asturias en una casona
Nuestro recorrido por lo misterioso empieza en Luarca, en el Occidente de Asturias. Allí son habituales las grandes casonas de indianos y una de ellas, Villa Excelsior, guarda una historia de miedo y decadencia.
Se construyó con todo lujo en 1912, gracias a la fortuna hecha en Argentina por Manuel Méndez de Andes, heredero de una fortuna tabaquera. El edificio era simplemente magnífico e imponente: una joya de la arquitectura indiana que impresionaba a cualquiera que llegaba a sus inmediaciones.
Sin embargo, el propietario murió en un naufragio durante la I Guerra Mundial, cuando volvía de Argentina y, desde ese momento, la casa, todavía flamante, inició un lento e imparable declive que sigue avanzando. Los últimos habitantes de la mansión la abandonaron ya hace años y hoy solo la vegetación y el abandono pueblan sus fastuosas habitaciones.
Con su estética de película de terror y esa escenografía del abandono, Villa Excelsior parece la casa encantada por antonomasia, un lugar donde las sombras parecen acechar y cada rincón oculta un misterio. Por suerte, actualmente, el edificio se encuentra en rehabilitación, aunque su siniestro encanto permanece intacto.
Si estás cerca de Luarca, no dejes de pasar por Almuña, muy cerca de la capital valdesana, para admirar la impresionante construcción que es Villa Excelsior e imaginar el esplendor que un día precedió a la decadencia actual. Y si necesitas un hotel, tenemos los mejores hoteles rurales del Occidente de Asturias.
Mengollo, la leyenda del pueblo fantasma
Sin duda, el lugar más estremecedor de la geografía asturiana es Mengollo, en Quirós. Fue una aldea que, simplemente, dejó de existir porque todos sus habitantes murieron de golpe, convirtiendo el lugar en un pueblo fantasma.
Sucedió en 1854, cuando un terrible temporal de nieve aisló la aldea por tres meses. En abril, cuando por fin los senderos volvieron a estar transitables, el párroco del pueblo cercano de Casares se encaminó a Mengollo para dar misa a sus olvidados feligreses de la aldea. Sin embargo, cuando llegó no encontró ningún resto de vida en el pueblo: ya desde lejos, se percató del impresionante silencio que reinaba en el lugar. A medida que recorría las callejas, su espanto iba en aumento: toda la población estaba muerta y muchos cadáveres aparecían tirados por la calle. Incluso habían muerto muchos animales domésticos y la mayor parte del ganado.
¿Qué sucedió en Mengollo? Nunca se supo a ciencia cierta. Las autoridades señalaron al pan, amasado con escanda, un cereal junto al que a menudo crece una hierba venenosa que, por error, habría acabado en la molienda. Otros culparon al agua de la fuente, presuntamente envenenada por la temida salamandra… Imposible saberlo. Lo único cierto es que los habitantes de Mengollo acabaron en una fosa común y el lugar se abandonó para siempre. Hoy, apenas unas ruinas recuerdan que allí, hace siglo y medio, varias decenas de personas sufrieron una muerte horrible e inexplicada.
Mengollo, a mil metros de altitud, está en el montañoso concejo de Quirós, en el centro-sur de Asturias. Es una zona de enorme belleza que guarda, entre otros tesoros naturales, buena parte del Parque Natural de las Ubiñas-La Mesa, hoy Reserva de la Biosfera.
La casa del “miedo de Rayán”
Cerca de Quirós está el concejo de Aller, también en el sur montañoso de Asturias, en plena cuenca minera del Caudal. Allí, al lado de Moreda, está la pequeña aldea de Rayán, o Reyán, escenario de un aterrador episodio de poltergeist.
Fue en 1917, cuando la familia Bayón, que vivía en el lugar, denunció ante la Guarda Civil los extraños sucesos que se producía en su hogar. Contaban cosas increíbles, como cunas que se mecían solas y “ni cuatro hombres podían pararlas”. La familia contaba hechos insólitos: objetos que se movían solos, ruidos inexplicables, luces que se encendían y apagaban solas, arrastrar de cadenas… Y así, cada noche.
Aunque los Bayón trataron de aguantar y no contar nada, no fueron capaces de soportarlo. Los fenómenos paranormales iban a más y su momento de mayor apogeo llegó cuando un crucifijo se alzó solo en el aire.
Nadie supo explicar qué sucedía y los hechos se prolongaron durante cuatro años, aterrando a cualquier visitante. Tanto espanto produjo la situación que la casa pasó llamarse “la casa del miedo de Rayán”.
Al parecer, todo terminó cuando una de las mujeres de la casa oyó cómo una voz la llamaba en la noche. Se encontró con una figura que le dijo que debía pagar unas misas por su difunta hermana. Tras hacerlo, los fenómenos paranormales cesaron tan inexplicablemente como habían comenzado.
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San Antolín de Bedón, una maldición medieval
En el extremo oriental de Asturias, junto a la maravillosa playa de San Antolín, se puede visitar el monasterio de San Antolín de Bedón, joya del románico asturiano. Construido seguramente a principios del siglo XII, este lugar arrastra leyendas desde su origen.
Entre las muchas historias estremecedoras que se cuentan de San Antolín, destaca la que señala que su fundador fue Munio Rodríguez Can, un posible descendiente del Cid Campeador. Este guerrero, en una cacería por la zona, perseguía a un gran jabalí cuando se encontró con una cueva en la que había una imagen de San Antolín que emanaba una luz formidable. Deslumbrado por el hallazgo, decidió edificar allí el cenobio.
Otra leyenda, más truculenta, habla de que el mismo Munio estaba enamorado de una chica huérfana que vivía en las inmediaciones de lo que hoy es el monasterio. Sin embargo, ella no solo le rechazó, sino que se dejó cortejar por un caballero cruzado. Munio los sorprendió juntos y los mató sin piedad. A partir de ese momento, los fantasmas de ambos amantes persiguieron al guerrero castellano que, atormentado, construyó el monasterio para hacerse perdonar la culpa.
Sin embargo, no acabó ahí. A lo largo de los siglos, muchas personas han asegurado ver una mujer vestida de blanco que vaga por los alrededores del lugar santo. Incluso se habla de cacofonías y otros sucesos misteriosos.
A pesar de estas leyendas, San Antolín es un lugar de enorme belleza. Situado en la desembocadura del río Bedón, en Llanes, está a unos pocos metros de la playa que lleva su nombre, uno de los arenales más hermosos y bien conservados de Asturias.
Aquelarres: brujas, magia y misterio en Asturias
El Oriente de Asturias, tierra de antiguas tribus celtas, tiene una larga historia de leyendas vinculadas a los montes y los escenarios naturales. Una de ellas, de gran arraigo, es la que señala que en el bosque Cubera, cerca de Villaviciosa, se reunían las brujas para celebrar sus aquelarres, que en Asturias se llaman también ‘la ofrenda’l diablu’.
La mitología ha desvirtuado mucho estos encuentros de mujeres dotadas de conocimientos mágicos. Lo cierto es que las brujas, hechiceras, eran personas que dominaban saberes tradicionales hoy perdidos. Esas reuniones, en las que probablemente se consumían drogas, impresionaban notablemente a los lugareños, que magnificaban lo que allí sucedía.
Su miedo a las brujas debía de ser enorme, porque durante la Edad Media se construyeron siete ermitas en la zona, un recorrido entre lugares sagrados para conjurar el poder mágico de las bruxas.
Hoy, el monte Cubera sigue siendo un lugar emblemático en Villaviciosa. En buena medida, es un bosque comunal que preside la localidad, un lugar de esparcimiento y también de trabajo para los habitantes de la zona. Además, esconde los restos de asentamientos astures.
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